
Como muchas mujeres argentinas, tengo una especie de obsesión con el pelo lacio.
Si bien nací con una mezcla de rulos con ondas, desde mi temprana adolescencia he batallado contra ellos con cuanto producto ofrecen la ciencia y la tecnología.
Al principio contaba sólo con mi siempre presente amigo, el secador de pelo. Con los años, apareció una de las armas más poderosas en la lucha contra los rulos: la...