viernes, 30 de julio de 2010

El fin del misterio


Durante siglos el sexo ha sido visto por distintas culturas como algo prohibido, pecaminoso y perjudicial. Como dice Marcos Aguinis en su libro “Elogio del Placer”, lo placentero ha sido reprimido, castigado y perseguido.

En la actualidad, subsisten falsas culturas que siguen condenando una sexualidad plena, sobre todo la femenina.

Creo, sin embargo, que es innegable que en nuestra sociedad hoy se vive de modo completamente diferente. El sexo ya no es reprimido. Todo lo contrario, está muy patente.

El fenómeno de Internet permite que inmensas cantidades de pornografía estén a sólo un click de distancia.

Ni siquiera hace falta prender la computadora, pasar por al lado de cualquier kiosko de revistas, es un incesante bombardeo de imágenes de señoritas en posiciones insólitas mostrando toda la mercadería.

En la televisión el sexo está presente siempre y no sólo en los horarios de protección al menor.

Resumiendo, vivimos en una sociedad completamente sexualizada. Quiero decirles que, en mi humilde opinión, esto no es positivo.

Claro que no comparto esa mentalidad arcaica de que el placer sexual trae aparejado castigos inimaginablemente horribles, pero esto de ver una lola o una cola cada 20 minutos me parece demasiado.

El sexo no debe ser reprimido, pero si está tan permitido se vuelve aburrido.
Una mujer con poca ropa ya no es algo provocador y sensual, es moneda corriente. Y lo corriente, lo manifiesto, pierde la gracia.

¿Es este el fin del misterio? Quizás llegó la hora de que las mujeres nos vistamos más, para poder desvestirnos mejor.
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lunes, 26 de julio de 2010

La verdadera Lady


En una sociedad sumida en la cultura de la apariencia, conviene recordar algunos conceptos básicos.

La imagen es un aspecto importante en la vida de la mujer, y como tal debe ser atendido. Sin embargo, otros valores deben ser cultivados.

De nada sirve una apariencia intachable, sin un comportamiento acorde.

Recordá que para ser una SEÑORA con todas las letras, una verdadera lady, se requiere mucho más que unos lindos modales, una cartera cara y un apellido paquete.

Una lady es quien se entrega con devoción a aquellos que ama.
Una lady es fiel. Nunca traiciona.
Una lady no alimenta rencores ni envidias.
Una lady no habla a espaldas de nadie.
Una lady respeta a los demás.
Y, ante todo, una lady se respeta a sí misma.
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sábado, 24 de julio de 2010

Chica de tapa


Las mujeres que salen en la tapa de las revistas son impresionantes. Tienen piel de porcelana, un pelo divino y un look perfectamente cuidado.

La chica de tapa es aquella con la que todo hombre quisiera salir, y la que toda mujer quisiera ser.

Sabemos que para lograr la tapa de una revista se requieren horas y horas de producción. Sin mencionar los mejores especialistas.

Entonces yo me pregunto ¿acaso las mujeres comunes no merecemos el mismo tiempo de producción?

La sociedad nos exige estar siempre impecables, pero no contamos con el tiempo suficiente.

Los trabajos cada vez vienen con horarios más imposibles ¿A quién se le ocurre que si salís a las siete de la tarde de la oficina vas a tener tiempo o energía para dedicar a tu imagen?

Y, por favor, que levante la mano la que nunca tuvo a su pareja paradito al lado de la puerta del baño preguntando: “¿te falta mucho???”

“Si, me falta mucho. Porque estar divina requiere dedicación. Así que no me apures!!!” Eso es lo que deberíamos contestarles. Pero no, nos apuramos para no hacerlos enojar.

Las mujeres tenemos derecho a demorar, porque somos mujeres.
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jueves, 22 de julio de 2010

El machismo en la intimidad


Existen muchas revistas femeninas que hablan acerca de cómo hacer felices a los hombres en la cama.

Todas sabemos que el factor-habitación es muy importante para el sexo masculino. Nadie niega que sea fundamental mantener contentos a nuestros compañeros, y reconocemos que sin eso difícilmente pueda haber paz en la pareja.

Pero pocas veces el planteo gira en torno a qué deberían hacer los hombres para mantener a sus mujeres incentivadas en el plano sexual.

Pareciera que el deseo femenino está subestimado. Es como si el disfrute del hombre tuviera prevalencia sobre el disfrute de la mujer.

Si uno lo analiza, el orgasmo masculino es necesario, en general, para lograr un embarazo, no así el femenino. De este dato natural parte toda una cultura que coloca a la mujer en un lugar secundario al momento del encuentro sexual.

Sin caer en el extremo de las culturas que recurren a la ablación de clítoris, aún en Occidente persiste una mentalidad pobre en lo que respecta al placer de la mujer.

A la idea de la mujer geisha que se preocupa por satisfacer los deseos de su hombre, debería sumarse la necesidad de que éste mantenga entusiasmada a su par.

Para ello es importante comprender la psiquis femenina. Los hombres son eminentemente visuales. Las mujeres somos diferentes. Nos gusta que nos hagan sentir seguras y mimadas.

Un hombre que lleva a su mujer a comer a un lugar lindo, con champagne y velas, probablemente obtenga una mejor noche de sexo, que otro que se pase dos horas embobado frente al televisor, sin siquiera preguntarle a su chica cómo pasó su día.

No estoy diciendo nada nuevo. A la mujer hay que mantenerla contenta, al igual que al hombre.
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sábado, 17 de julio de 2010

Gracias querido Internet


Me confieso una mujer anti-tecnología. Si, leyeron bien. Anti-tecnología. No le encuentro el sentido a tanto aparato.

Encima todos los días salen cosas nuevas, y no importa qué tan sofisticado es lo que te compraste, enseguida quedás desactualizada.

A pesar de esto, hoy me puse a pensar que le debo mucho a la tecnología.

No voy a caer en obviedades. Todos sabemos los avances que han habido en materia de salud y calidad de vida. Me refiero, en realidad, a un plano más personal.

Miren esto: si no fuera por Internet, no estaría hoy con mi futuro marido. Nos conocimos en un boliche y le pasé mi msn. Después de muuuuchas conversaciones tirándole indirectas, me invitó a salir. Yo les juro que sin ese maravilloso programita informático, esa primera salida nunca hubiera ocurrido. Y ahora ya son seis años de una feliz relación de pareja.

Muchas satisfacciones me ha dado también este blog. Piénsenlo, antes si te gustaba escribir tenías que conseguir que alguien te publicara o tenías que pagar si querías llegar a la gente. Hoy con sólo una conexión a Internet y una computadora alcanza.

Yo sé que este blog no tiene muchas visitas, pero no saben la satisfacción que siente una cuando recibe un comentario de un desconocido. Es genial.

Entonces puede que sea media inútil con el tema de la informática, y está claro que mi celular del año del hopo vale la quinta parte de mis zapatos, pero estoy muy agradecida a los avances de la tecnología. En serio, lo estoy.

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miércoles, 14 de julio de 2010

El egoísmo de ser padres


Hace varios días que el debate acerca del matrimonio gay viene acaparando espacios en los medios de comunicación.

No se preocupen, no voy a entrar en el análisis del tema, y tampoco tengo intención de dejar sentada mi posición al respecto.

Si quiero comentar un punto en particular, que me hizo mucho ruido cuando lo escuché. A ver si puedo explicarlo.

Espero no caer en un aburridísimo (para ustedes) estudio jurídico del proyecto que se está tratando en el Congreso. Voy a tratar de hacerla simple, porque, enfrentémoslo, soy abogada.

La comunidad homosexual rechaza el proyecto de unión civil. Cabe aclarar que esta institución reconoce a la pareja los mismos derechos que el matrimonio civil, a excepción de la adopción de niños.

Ello nos lleva a concluir que la lucha gay no es por el matrimonio en sí mismo, sino por la posibilidad de adoptar hijos como pareja.

Como argumento central para defender esta postura, las personas homosexuales esgrimen el derecho a la igualdad de todos los ciudadanos, en virtud del cual el Estado debe reconocer a todos los mismos derechos.

Aquí viene mi desacuerdo: NADIE TIENE DERECHO A ADOPTAR NIÑOS. Ni los homosexuales, ni los heterosexuales.

El derecho es del niño que se adopte, a ser criado en un ambiente propicio. Será cuestión de determinar, a través de estudios serios, qué debe considerarse por “ambiente propicio”, para tomar la decisión correcta.

Pero, por favor, terminemos con esta idea de que las parejas tienen el derecho a adoptar. La adopción, así como la filiación natural, es 100% un derecho del niño y 100% una responsabilidad para los progenitores.

Quizás cuando aprendamos a enfocar la paternidad y maternidad, desde la perspectiva de los menores, nos convertiremos, por fin, en los padres que nuestros hijos necesitan.

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domingo, 11 de julio de 2010

La fashion victim


Como dijo un experto: “La moda se desvanece, el estilo es eterno”.

Leí esta frase en un libro hace algunos años. Recuerdo haber pensado: es muy cierto. En aquella oportunidad interpreté que se trataba de una máxima aplicable a la ropa y los accesorios.

Tiempo después, me di cuenta de que Yves Saint Laurent se refería a algo más. El estilo no sólo importa al momento de armar el guardarropa. Es una actitud frente al mundo.

La fashion victim no es simplemente la mujer que necesita tener puesto el último grito de la moda, es la que no puede hacer su vida a su manera, sino que vive atada por las tendencias sociales. Es incapaz de rebelarse a los estándares de lo políticamente correcto, y ser ella misma le resulta imposible. Es incapaz de forjar un estilo propio.

Tener estilo es saber quiénes somos, o al menos estar interesadas en averiguarlo. Es respetarnos lo suficiente como para preguntarnos qué queremos en realidad. Es no prestar atención a las modas impuestas por sectores de la sociedad que nos resultan ajenos.

Es vestirnos como gustemos, buscar el trabajo que añoremos, pelear por los ideales que consideremos justos. Es subir sin pisar cabezas.

No importa lo que esté de moda en el ámbito de las relaciones de pareja. No importa lo que se use en el momento, vos podés hacerlo a tu manera.

No existen trabajos correctos. El empleo digno es el que elegís, desde el alma.

La moda se desvanece, porque con el correr de los años, fue cambiando lo que es socialmente valorado. Y, créanme, seguirá mutando.

Las mujeres con estilo son atemporales.
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sábado, 10 de julio de 2010

Serás la mujer de alguien o no serás nada


Las mujeres somos seres complejos y maravillosos. Cada una de nosotras, es única e irrepetible. A la vez, todas somos igualmente ricas de espíritu.

En pocas palabras, la naturaleza nos ha bendecido con miles de cualidades. Podemos ser y hacer lo que elijamos en la vida. Sin embargo, aún persiste la idea de que si una mujer se queda soltera, es una tragedia.

Se las han arreglado para meternos en la cabeza, que si no tenemos marido no somos nada.

Mi madre siempre dijo que todas las mujeres en realidad quieren casarse. Que hay que aprovechar las oportunidades porque son pocas. Como si los hombres fueran trofeos de guerra que tenemos que pelear por conseguir.

Estoy cansada de escuchar historias siniestras de chicas jóvenes (y no tanto) que se casan con el primero que les propone matrimonio ¡No vaya a ser que después no pase otro tren, y se queden solteras! Más vale separada que nunca casada. Parece que esa es la mentalidad imperante.

En las reuniones sociales, a las mujeres solteras se las trata como si tuvieran lepra. Se las mira con compasión, cuando en realidad lo único trágico es una persona que se casa por casarse.

La gente piensa que cuando una mujer encuentra marido, ya está hecha, ya cumplió su misión. Estar casada es un estado civil, no una profesión.

Enamorarse y tener un hombre para compartir momentos es genial, pero si no llega, lo último que hay que hacer es conformarse con el primer perejil que se cruce.

Es mejor invertir en una misma y canalizar toda la energía en enriquecer la autoestima, sin la cual nada importante puede construirse.
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miércoles, 7 de julio de 2010

La opinóloga


A las mujeres nos cuesta mucho manejar con prudencia el tema de la expresión oral.

Más de una vez nos pasa que nos queremos matar por algo que dijimos, y nos gustaría volver el tiempo atrás. Otras veces nos arrepentimos por no haber dicho algo en su momento.

A mí, en general, me gusta la gente que dice las cosas a la cara. Nada peor que esas personas que nunca se sabe lo que están pensando. Me da la sensación de que en cualquier momento pueden explotar. Guardarse todo no sólo no está bueno, es peligroso.

Además de las que nunca dicen nada, existe otro tipo de personas aún más detestables: los que dicen de todo, pero a tus espaldas. Pa-té-ti-co! Actitud que condeno enfáticamente.

Pero, esperen. La lista aún no termina. Aquí viene la peor especie de todas: la opinóloga. Son esas personas que necesitan siempre dar su opinión sobre todo, aún cuando no se la hayas pedido. O también puede suceder que efectivamente les pidas una opinión, pero que te lo repitan cien veces hasta hartarte.

Ustedes dirán que soy una caradura, ya que yo escribo este blog, que es básicamente de opinión. En mi defensa quiero decir que son cosas distintas. Yo acá elaboro y comparto, en abstracto, mis teorías sobre la vida femenina. Pero yo no me meto donde no me llaman.

Las opinólogas son las que opinan sobre la vida de los demás con una autoridad tal, como si realmente estuvieran pegadas a una todo el tiempo. Son las que te dicen que algo te queda mal, o que te subiste unos kilitos sin que les hayas preguntado. Son las que, como no tienen nada propio para hacer, se dedican a manejar la vida de los otros. Son las que creen que se las saben todas.

No me malinterpreten. No estoy en contra de la libertad de expresión. Simplemente estoy en desacuerdo con los comentarios innecesarios o sobreabundantes.

Escuché una vez que si no se puede mejorar el silencio, es mejor callar. Creo que es un aprendizaje que todas deberíamos incorporar.
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jueves, 1 de julio de 2010

Degustar la vida


Hace algunos años pasé por la vidriera de una librería y me puse a mirar la parte de novedades. Recuerdo haber visto un libro con el título: “Las francesas no engordan”. Me causó muchísima gracia. Me fui sonriéndome y pensando: “Que cosa tan ridícula”.

A los dos meses, irónicamente, me lo compré.

El libro terminó encantándome. Lo devoré en pocos días. Su enseñanza consiste, en pocas palabras, en que en lugar de obtener placer de la comida a través de la cantidad, hay que concentrarse en la calidad.

La idea es no privarse de nada, pero saber elegir. Si te comés una ensalada de lechuga y tomate, probablemente te resulte tan aburrido, que necesites una milanesa enorme para acompañarla. Pero si en cambio la ensalada tiene distintos tipos de hojas verdes, palta, un buen queso en hebras, un poco de pollo y un aderezo de oliva y miel, no vas a querer comer nada más. Un plato mediano de esta ensalada, una copita de chardonnay y unas galletitas marineras, constituyen una comida digna de una reina.

Si te gusta lo dulce, no te compres una barra gigante de un chocolate mediocre. Por el mismo precio, comprate un pedacito de chocolate suizo y maridalo con un buen té o café.

El libro está lleno de consejos útiles que te cambian la forma de ver la comida. Además tiene un montón de recetas.

El mundo gourmet es amplísimo. Cada país tiene su cultura gastronómica. Hay que probar de todo y aprender a disfrutar desde un asado criollo, hasta un buen sushi. A mí me fascina descubrir cosas nuevas. Cada vez que voy de viaje trato de pedir las especialidades típicas del lugar. No le encuentro ningún sentido a recorrer el mundo para pedir bife de chorizo. Existen miles de platos, de condimentos y de especias por ser conocidos.

¡Ni hablar de vinos! La variedad es increíble. Un buen tinto con tu chico a lado de una chimenea, o un blanco bien fresco con amigas en una tardecita de verano.

Desconfío de la gente que no le gusta comer. Creo que se pierden una parte fundamental de la vida. Es que si somos lo que comemos ¿Acaso no es mejor mantener una mentalidad abierta?
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