sábado, 28 de septiembre de 2013

Adaptarse al cambio

Sweet strawberries from the saturday market...yum!Cuando estás acostumbrada a estar a mil todo el día, a trabajar, a viajar y a salir, hacer reposo se vuelve una tarea difícil.

Cuando solés pasar tus noches en algún restaurant de moda, comiendo sushi sobre stilettos de 12 centímetros, quedarte en casa te resulta aburridísimo.

Pero como dice aquella sabia frase: hay un tiempo para todo.

Hay que adaptarse a las circunstancias que nos tocan. Porque en la vida en parte se elije, y en parte te toca lo que te toca.

Muchas mujeres pasan su primer trimestre de embarazo sin ningún síntoma y siguen su vida como si nada. A mí, por otro lado, me tocó otra cosa.

Así que me he propuesto disfrutar en lo posible de esta nueva vida tranquila y hogareña. Ya habrá tiempo para volver al circuito.

Mientras tanto no queda más que disfrutar de un rico bowl de frutillas perfumadas y mirar Titanic.

Ser moderna significa también saber adaptarse a las nuevas circunstancias.



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viernes, 20 de septiembre de 2013

Descomplicá tu vida

.Mucha gente se pregunta por qué Coco Chanel se destacó tanto en su rubro. Qué ofrecía ella que atrajo tanto a mujeres de todas las clases sociales por igual.

Creo que la respuesta es sencilla: Coco Chanel vino a descomplicar la vida de las mujeres. Las liberó del corsé y el exceso de adornos y les propuso vestirse con líneas simples y despojadas.

A las mujeres nos gusta que nos descompliquen la vida en todos los ámbitos, porque, seamos sinceras, somo especialistas en complicarla.

A veces nos rompemos la cabeza tratando de resolver determinadas situaciones y no nos damos cuenta de que las cosas pueden ser menos complicadas. Sólo hace falta la voluntad de simplificar.

Hace unas semanas me debatía entre irme de viaje por trabajo o quedarme en casa para soportar mejor los síntomas del primer trimestre de embarazo. Finalmente levanté el teléfono y resolví el problema sin tener que volar 1000 km.

¿Cambió en algo resolverlo por teléfono? No. Quizás hubiese sido mejor ir en persona, pero a veces una tiene que descomprimir. No todo tiene que ser complicado.

Cuando me agarra el típico "no sé que ponerme" me visto toda de negro. Eso resuelve el dilema en poco tiempo y siempre queda elegante.

El negro es el color de la simplicidad. Justamente era el color favorito de Coco Chanel. Ella sabía que había que descomplicar, y lo hizo.

Les dejo para que miren este video de Chanel que es imperdible.






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jueves, 12 de septiembre de 2013

Mi foulard

Foulard, chal, pashmina, echarpe, son todas palabras que se emplean para designar un concepto muy similar: un género o tejido que las mujeres (y también algunos hombres) enroscamos en el cuello o acomodamos sobre los hombros.

Claro que si nos ponemos en técnicas, existen diferencias entre cada una de estas palabras, pero digamos que se trata básicamente de lo mismo.

El foulard cumple la función teórica de proteger el cuello del frío, viento y corrientes leves. Pero digamos la verdad, lo usamos cuando hace frío y cuando hace calor. No siempre lo necesitamos para proteger la garganta. Muchas veces sólo queremos lucirlo.

Además de la función de abrigo y de fetiche de la moda, yo le atribuyo a mi foulard otra función más, la de envolver y dar seguridad.

El foulard te da la sensación (o por lo menos a mí me ocurre) de que alguien te abraza y te resguarda. Es como un arma de defensa.

¿No les pasa que cuando salen a la calle sin cartera se sienten como desnudas o desprotegidas? Bueno esa misma sensación me genera a mí tener el cuello descubierto.

Incluso aunque no me lo ponga, me gusta saber que tengo una pashmina o foulard a mano.

En un mundo lleno de hostilidades, una pashmina que envuelve el cuello, una cartera o simplemente unos centímetros de taco se convierten en armas de defensa personal, que nos hacen sentir un poco más seguras de nosotras mismas.

Un foulard es un compañero de ruta, es fácil encariñarnos con ellos y, algunas veces, duran toda la vida.







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martes, 10 de septiembre de 2013

No abandonarás tu manicura

...Aquí estamos, continuando con la seguidilla ininterrumpida de náuseas y mareos.

Los días se me hacen largos. Admito que desde que me levanto de la cama, lo único que añoro es el momento en el que llega nuevamente la hora de ir a dormir.

Si ya sé lo que están pensando, soy un bajón. Can't help it.

Pero la vida no se detiene porque una esté embarazada. Nosotras, las mujeres de la modernidad tenemos que gestar los hijos y seguir viviendo.

Más complicado es todavía para las que ya tienen otros hijos que cuidar.

El trabajo nos demanda, se acaba el agua mineral, la leche, el cereal, nuestros maridos nos necesitan y tenemos que hacernos cargo.

El mundo sigue girando, poco influye nuestro estado de salud.

Y además de las obligaciones cotidianas, hay una actividad que toda mujer coqueta que se respete jamás abandona, pase lo que pase. Esa actividad es: hacerse las manos.

Así es, la manicura no se abandona. Si te morís del dolor de panza, te arrastrás como sea hasta la peluquería y te hacés las manos como una mujer civilizada.

Ya te sentís mal, poco sabio es empeorarla viéndote mal.

El peinador y la manicura se visitan durante todo el embarazo, hasta el día antes de parir. No quiero excusas ni mamás descuidadas.

Siguiendo esta máxima femenina, encontré el momento para ir a la manicura y me pinté las uñas con un color de nombre bastante pretencioso: Cherries in the snow. 

En general soy partidaria de las uñas blancas naturales, pero ante el panorama de días monótonos y sin mucha actividad, decidí ponerle un poco de onda a mi vida con uñas color cereza.

Cada una le pone onda como puede. Yo, me pinto las uñas.

Scrapbook: Beauty










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lunes, 9 de septiembre de 2013

El día que todo cambió

...Hace exactamente un mes escribí por última vez  en este blog.  Hoy, sin planearlo y preverlo, sentí la necesidad de volver a escribir.

Confieso que en los últimos meses mi vida se vio completamente revolucionada. Por primera vez, estoy embarazada de dos meses y todavía no puedo vivirlo con naturalidad.

No tuve mucho tiempo para prepararme psicológicamente porque luego de decidirlo, el bebé vino muy rápido (lo que agradezco ya que imagino lo estresante que debe ser buscar un hijo sin éxito).

En fin, mi marido y yo estamos muy felices con la noticia.

Mi cuerpo, por otra parte, la está pasando bastante mal. Tengo todos los síntomas de manual del primer trimestre: nauseas, mareos y asco, mucho asco. Ya bajé dos kilos.

Cuando una se siente tan mal físicamente, no te dan ganas de hacer nada. La mayor parte del día se pasa en reposo. Las pocas energías que tenés las dedicás a lo ineludible de tu trabajo y a las obligaciones de la casa.

Nada me llamaba la atención ni salir, ni leer, ni escribir, ni siquiera puedo caminar porque me canso horrores.

Este último mes estuve literalmente hecha una ameba esperando llegar a la semana 12 de embarazo para que empiecen a aflojar los síntomas molestos.

Lo único que logra desperezarme la imaginación y hacerme soñar por un rato, es mirar alguna de mis películas favoritas. Son las películas de siempre, las que tengo en dvd y que no me canso de ver.

Me pone de buen humor ver a Diane Keaton en Alguien tiene que ceder, escribiendo en su maravillosa casa de playa . Me encanta ver como Cameron Díaz se enamora de Jude  Law en un pueblito de Inglaterra en la película El Descanso.  Y aún me enternece la historia de Meg Ryan y su pequeña tienda de libros en Tienes un e-mail.

Las hormonas invadieron mi cuerpo, mis gustos cambiaron y mi energía está por el piso. Pero una buena película, de esas que te hacen soñar, siempre es bienvenida.

En la comodidad de mi casa, y con un yogur de frutilla, las películas son fuente de felicidad y de buen humor. Lo demás, ya pasará. 

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