domingo, 3 de julio de 2011

Una mujer muy libre


En otros posts he reflexionado acerca de si las personas son capaces de cambiar o no.

En aquellas oportunidades, llegué a la conclusión de que hay aspectos o características que pueden entrenarse o modificarse.

Sin embargo, la esencia de la persona, eso que constituye el corazón de la personalidad, difícilmente cambie.

En estos días he tomado consciencia de que nuestra personalidad determina, en gran medida, nuestro estilo de vida y nuestras relaciones con los demás.

Siempre he sido una mujer muy independiente. Estoy acostumbrada a hacer lo que me parece.

Es por eso que de chica tuve una relación tirante con mi madre, quien siempre manifestó una inclinación a interferir activamente en mis elecciones. Con mi padre, por el contrario, siempre me entendí a la perfección, ya que se dedicó a apoyar mis decisiones, limitándose a consejos no vinculantes.

Nunca me gustó el trabajo en relación de dependencia y lo padecí durante los cuatro primeros años de mi vida laboral. Sufría cumpliendo horarios estrictos. Odiaba tener que reportar a un jefe, quien era dueño de mi tiempo y de mi creatividad.

Hoy mi vida está diseñada para que nada me ate. Protejo celosamente mis ámbitos de autonomía.

Claro que siempre existen responsabilidades de las que inexorablemente debemos hacernos cargo, pero en la medida de lo posible, siempre busco la libertad.

Necesito mi propio cuarto para desarrollar mis tan imprescindibles momentos de soledad. No me atrae ir a lugares o hacer programas que no me convencen. Sólo me gusta compartir mi tiempo con personas que realmente me quieren y evito codearme con personalidades tóxicas.

Más de una vez, mis amigas han tildado estas actitudes de caprichosas, yo lo llamo ser fiel a una misma. Ellas saben que siempre estaré dispuesta a ayudarlas o escucharlas, pero creo firmemente que no es posible hacer feliz a los demás si uno no es feliz.

La libertad es una condición necesaria para estar en paz, para abrirse al prójimo y para crear.

Coco Chanel solía decir: “Detesto rebajarme, doblegarme, humillarme, disimular lo que pienso, someterme, no hacer lo que me da la gana…

1 comentarios:

  1. Coincido 100%: "Detesto no hacer lo que me da la gaba" Qué buena frase!

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