
Cuando somos niños, todo nos sorprende. Me encanta mirar las expresiones de los bebitos cuando analizan las cosas a su alrededor y tratan de absorber la mayor cantidad de información posible, tratan de comprender, de capturar el mundo.
A medida que nos vamos haciendo grandes, esta capacidad de asombro se va perdiendo.
Algunos pocos afortunados, logran conservar la capacidad de asombro, a pesar de las circunstancias...