Todos tenemos, en mayor o menor
medida, capacidad de disfrutar de las cosas o momentos buenos.
Apreciamos una
casa linda, una buena comida, una conversación entretenida, como experiencias
globales.
Las mujeres, en general, además
de disfrutar de las cosas de la vida, somos capaces de aprehender detalles y de
valorarlos casi más que a la experiencia entera en sí.
Es que creo que son estos
detalles los que hacen que las cosas sean especiales. Pueden parecer pequeñeces,
pero en definitiva generan la diferencia entre algo bueno y algo genial.
Hace poco fui a un restaurant al
que califico como muy satisfactorio. La comida fue excelente, el servicio
impecable y el lugar encantador. Sin embargo, lo que más se me grabó en la
memoria fue la ramita de lavanda que había sobre la servilleta blanca recién
planchada.
Me gusta estar en los detalles. A
mí me conmueven, y siento que a través de ellos yo también puedo conmover a los
demás.
Me divierte servir petit fours
junto al café, colocar jaboncitos de hotel en el baño, encender velas en una
comida romántica, picar hierbas frescas para presentar un plato y ponerle
perfume a las sábanas.
Como muchas mujeres, no sólo soy
detallista, valoro los pequeños gestos en los demás. En todos, desde la gente
con la que trabajo, hasta el verdulero que te elige los mejores tomates.
Y, por supuesto, me encantan los
detalles en un hombre. Que levante la mano la mujer que no se derrite cuando su
pareja le compra sus flores preferidas, recuerda cuál es su película favorita o
le trae el desayuno a la cama.
Nada más atractivo en un hombre que
estar atento a esas pequeñas cosas que nos dan felicidad.
Un detalle dice “me importa”, “me
ocupo”. Un detalle refleja la personalidad de su autor y hace del mundo un
lugar más lindo.
Los detalles marcan la diferencia... me encantan!
ResponderEliminarSi Pili!! A las mujeres nos pueden ganar con detalles. Es tan sencillo!!
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