Para muchas de nosotras, el
verano es sinónimo de vacaciones. Existen tantas versiones de vacaciones como
mujeres hay en el mundo.
No hace falta viajar a lugares
exóticos y lejanos para pasarla bien. Es cuestión de actitud. Cada una disfruta
a su manera. Aquí les dejo una lista de tips y actividades para saborear el
veranito. Espero que les gusten.
Mirar el mar. Por tiempo
indefinido, simplemente fijar la mirada en esa masa de agua verde intensa y
dejarse llevar. Soltar los pensamientos negativos para que se los lleve la
marea.
Comer un ceviche de algún pescado
local, con mango y cebollita morada, acompañado de un sauvignon blanc bien
frío.
Comprar un ramito de flores o
unas frutas bien perfumadas de estación, para aportar aromas, sabores y colores
a nuestra casa.
Poner música mientras cocinamos
para nuestros seres queridos. Hay que aprovechar las vacaciones para preparar
nuestro propio alimento. Hasta el pan podemos hornear. Ya no hay excusas como
la falta de tiempo.
Devorar un libro, una serie de
televisión o una película, acompañada de una caja de bombones.
Enfrascarse en una conversación
con amigas mientras disfrutamos de un champagne rosé.
Vestirse totalmente de blanco. Si,
de pies a cabeza, incluso con algunos adornos de perlas o nácar. Seamos sinceras,
sólo en verano, cuando estamos tostaditas, el blanco realmente nos luce.
Aclararse el pelo un par de tonos. Hay que animarse a hacerse unas mechitas más claras para dar un shock
veraniego a nuestras melenas. Llevarlas un poco despeinadas, medio sauvage, es
un look estival total.
Curar las heridas del alma. Tener
horas y horas de ocio, facilitan la reflexión, la introspección y el
acercamiento a Dios. Que las vacaciones nos ayuden a perdonar a los que nos
ofenden, a abandonar los miedos que nos limitan y a manifestar afecto a
nuestros seres queridos.
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