Sucede que, en general, arrancamos el año con bastante
energía y, a medida que transcurren los meses, vamos acumulando estrés, por lo
que habitualmente octubre nos encuentra bastante saturadas.
Una mujer saturada no puede hacer nada bien. No es sano
sobrellevar altas concentraciones de estrés por la vida. Ahora bien, es cierto
que hay factores de estrés que no pueden evitarse, como el trabajo o los
problemas de salud, pero también es verdad que hay ciertas medidas que podemos
tomar para desintoxicar un poco cuerpo y mente.
Por mi parte, octubre me encontró con ganas de hacer algunos cambios en mi
vida. Entonce se me ocurrió encarar un detox plan que quisiera compartir con ustedes.
Para desintoxicar hay que eliminar todo lo que sobra, lo que
no queremos.
El primer paso, y el más obvio, sería la alimentación. No consumir comidas que, si bien pueden parecernos ricas, no le aportan nada al organismo. Como amante de los copetines que soy, me está costando mucho eliminar de mi vida los cocteles con papitas fritas, pero de a poco me voy a acostumbrando a comer más sano.
El ejercicio también ayuda, claro. Visto y considerando mi
poca inclinación hacia la actividad física, he recurrido a una profesora
particular (o personal trainer, así quedo más cool) para que me guíe en esta
difícil tarea de la constancia y la dedicación en el gimnasio.
Pero los cambios más importantes, tienen que ver no tanto
con lo físico, sino más con la vida de relación. De nada sirve un cuerpo sano
si no hay una mente sana. Mucho se ha dicho acerca de las personas tóxicas. Esas personas que hacen comentarios negativos todo el tiempo, que critican, que
envidian. Doy fe de que realmente existen personas así. Es fundamental en el
detox plan, alejarse lo máximo que se pueda de este tipo de personas. Así como eliminamos lo que le hace mal al cuerpo, también hay que eliminar lo que le hace mal al alma.
Perdonar, por otra parte, es clave. No existe verdadera
desintoxicación si no dejamos ir los rencores. Perdonar aliviana el espíritu.
Otra pata fundamental es saber desprenderse. Hay que ser
generosas con lo que tenemos. Si hay una prenda que tenemos colgada en el
placar y no la usamos, hay que regalarla. Hay gente que no tiene nada que
ponerse y es hasta inmoral acumular toneladas de ropa que jamás vamos a volver
a usar. La felicidad que brinda ayudar a alguien que lo necesita es indescriptible, y por si esto fuera poco, el
guardarropa queda más prolijo y fácil de manejar.
Como verán, no es necesario viajar a la clínica de
La Prairie en Suiza para alcanzar una desintoxicación de cuerpo y mente. Basta
con proponerse algunos pequeños objetivos y hacer lo posible por cumplirlos.
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