miércoles, 3 de julio de 2013

Amor a primera vista

Indudablemente, hay una época en la vida de cada mujer, en la que todos los fines de semana tenés un casamiento.

Se casan tus amigas, tus hermanas, tus primas, tus compañeras de trabajo. La fiebre del casamiento es contagiosa.

A mí me gustan mucho las fiestas de casamiento. Disfruto de los bocaditos, del champagne y de bailar los éxitos de los 60.

El único problema de los casamientos son los gastos que generan. Entre el regalo y el vestido se van unos buenos pesos.

Esta temporada 2013 decidí adquirir uno o dos modelos muy clásicos, para poder usarlos y repetirlos en los tantos casamientos y otras fiestas que ya tengo programadas.

Me había hecho la idea de un vestido negro, largo, lánguido y con un poco de encaje. Un estilo Anne Hathaway en The Devil wears Prada.

Ya estaba decidida, era la compra perfecta: un clásico atemporal y fácilmente repetible. Pero en la relación de una mujer con la moda, raramente triunfa la planificación y la racionalidad.

Cuando aparece un vestido que te impacta, que te enamora a primera vista, ya no hay nada que hacer: hay que comprarlo.

Así terminé invirtiendo en un vestido exactamente opuesto a lo que me había imaginado: de seda, formal, muy definido y para nada clásico.

Lo vi y me enamoré. Supe que ya no me gustaría ningún otro vestido. Entonces, contra todos mis planes, lo compré.

Con los vestidos nos pasa algo muy similar que con los hombres. Cuando lo vemos, ya sabemos que es para nosotras. Es amor a primera vista.






2 comentarios:

  1. Qué lindo escribís, ceci! Y qué cierto el post, cuando nos enamoramos de una prenda, no hay caso... es esa o nada!
    A lucirse en ese vestido, queremos foto:>

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  2. Gracias Mati!!

    Prometo foto en twitter cuando lo estrene.

    Beso!

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