Verdaderamente, como dice la
canción, esta ciudad nunca duerme. Sus calles están agolpadas de gente, sus
negocios rebalsan de consumidores frenéticos y sus luces no se apagan jamás.
La oferta gastronómica es casi
tan amplia como la de indumentaria. Se puede comer en México, España, Austria,
China, Grecia y Japón, todo sin necesidad de salir de Manhattan.
Las neoyorkinas que desfilan por
la Quinta Avenida, parecen haberse escapado de la última edición de Vogue USA.
Están perfectamente peinadas, pintadas y vestidas y se asemejan a un muestrario
de diseñadores top. Estas mujeres realmente mueren por las etiquetas y no lo disimulan.
De un barrio a otro, el ambiente
cambia de modo radical. El trendy Meatpacking District ofrece paisajes modernos
y alternativos, mientras que el Upper East Side no resigna su elegancia.
Nueva York es una ciudad sin
prejuicios, en donde se toman martinis a las 11 de la mañana y las señoritas de
80 kilos usan strapless.
La ciudad es verdaderamente
fascinante. Cada esquina, cada rincón sorprende.
Mis pies están cansados de tanto
recorrer esta isla. El sentido común indicaría que debo bajarme de los tacos y
ponerme unas zapatillas para poder seguir recorriendo, pero en esta ciudad en
la que las mujeres compiten por ver quién se arregla más, no puedo darme ese
lujo.
Ponerme la ropa de verano estando
blanca como un papel gracias al invierno argentino, ha sido un desafío
interesante. No voy a mentirles, no me queda bien. Sin embargo, los 30 grados
centígrados que llegó a marcar el termómetro, no me dejaron alternativa.
Poco a poco mis ojeras se van
suavizando y mi mente se va relajando. Y si bien cada tanto llega una llamada
desubicada por trabajo de alguien que no
entiende que ESTOY DE VACACIONES, estoy empezando a abstraerme de la
realidad cotidiana.
Ni mis inexorables incertidumbres
de persona controladora, ni las medidas que el gobierno se empecina en
dictar para los turistas, van a evitar que me entregue en cuerpo y alma a
esta ciudad mágica, que cada vez que vengo, muestra una cara diferente.
La mejor ciudad del mundo.
ResponderEliminarDespués de París, claro..
EliminarDulce Cecilia,
ResponderEliminarme acabo de enamorar de tu blog. No puedo dejar de admitirte que lo que me llevo a leerte fue tu info de perfil, claro es que tenemos dos cosas en comun. Voy caminando a ser abogada y escribo por que me dieron manos y corazon . Espero que disfrutes del placer que te ofrece la Sin City y tranquila, bebete tantos martinis como quieras, no te bajes de los zancos que por aca no se ofrece semejante milagro.
Voy a seguir leyendote y me voy dar el gusto de seguirte.
Mucha luz para vos (que no te debe faltar en NY)
Maria E.
www.lafortunadeingrid.blogspot.com
Querida María Emilia.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, sos una divina.
Te recibo con los brazos abiertos en mi blog.
Saludos!