Estar embarazada es sin lugar a dudas una bendición.
Pero esta linda idea de gestar y tener un bebito, viene acompañada de una serie de efectos colaterales muy poco elegantes.
Si bien hay mujeres que nunca padecen los síntomas del embarazo, otras los tenemos todos (con más intensidad los primeros meses, pero aún presentes cerca del final del segundo trimestre).
Además, soy una convencida de que el verano agudiza aún más los malestares. Sin mencionar que este es uno de los veranos más calientes de los últimos años.
Ponerse un traje de baño cuando una se siente una pelota, es todo un desafío. La cintura ha menguado y la retención de líquidos está a la orden del día.
No importa si te cuidás con la comida o si sos una mamá muy fitness, el cuerpo no es el mismo y la ropa ya no luce.
Podés pasarte horas rotando sobre un pareo o una reposera buscando la posición ideal para tomar sol, no la vas a encontrar. Todo es incómodo.
Te rodean miles de mujeres con sus panzas perfectamente trabajadas y una con su mega barriga tiene ganas de hacer un pozo en la arena y meterse adentro.
La próxima vez habrá que hacer como Kate Middleton que pasó gran parte de su embarazo en invierno, divina y cubriendo su baby bump con unos tapados paquetísimos.
El verano deja todo al descubierto y hay poco margen para conservar la elegancia.
Todos te dicen que estás "radiante" (palabra inventada por vaya a saber quién para designar una mujer embarazada e hinchada), ahora vos te sentís lo menos sexy que pisa la Tierra.
Y si, estar embarazada no es sexy, ni elegante, ni glamoroso. Pero cuando estás acostada en la cama y tu bebé da sus pataditas de alegría en la panza, todos los contratiempos valen la pena.
Creo que el final de tu post compensa el resto. Siempre me solidarizo con las embarazadas en verano, el calor se padece más, verdad?
ResponderEliminarA disfrutar del momento, ya habrá tiempo para lucir la silueta otra vez...
Besos!
Gracias Mati! Si!! por suerte creo que ya pasó la ola de calor en Uruguay.
ResponderEliminarCariños!