viernes, 27 de julio de 2012

To party or not to party


Noche de julio en la ciudad de Buenos Aires. Afuera, ocho grados de temperatura. En mi departamento, la calefacción ha logrado generar un ambiente cálido y envolvente.

Mi cama, llena de almohadones, tiene las sábanas frescas, blancas y crocantes. Todavía conservan algo de ese perfume de menta y jazmín que les puse esta mañana.

En el baño me esperan velas y aceite de lavanda.

La pila de dvds y de libros sobre mi mesa de luz me están llamando desesperadamente.

La tentación es casi irresistible. A medida que pasan los años, cada vez se hace más difícil salir de casa. Más aún en invierno.

Invertimos tiempo y plata en hacer de nuestra casa un lugar lindo, y después ése esfuerzo se vuelve en nuestra contra cuando la casa se transforma en una especie de imán atrapante que no nos invita a salir.

Siete y media de tarde. Nada mejor que desmaquillarse, darse un buen baño y ponerse el pijama. Abstraerse del mundo, relajarla por completo, chez moi.

Pero no lo voy a hacer porque, así como mi casa es un lugar agradable, está lleno de otros lugares agradables por descubrir en esta ciudad.

Así que a desempolvar las lentejuelas. No hay que permitir que la comodidad le gane al espíritu joven. La primera caipiroska va a hacer que todo valga la pena. Después les cuento.

2 comentarios:

  1. Me gusta como has descrito esa sensacion q produce el.frio y nos recogemos en ks. Loq me llama mucho la atencion.es.leer.q en julio hace 8 grados y es invieno mientras yo stoy a 40 grados tirada del calor imposible q hace en espaňa jaja

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  2. Ay Chloe!! España!! Que lindo!! Disfruten del calorcito, aquí el invierto está terrible. Cariños!

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