miércoles, 30 de diciembre de 2009
Las vacaciones del alma
Por primera vez en mucho tiempo logré desconectarme de mis preocupaciones. No me malinterpreten, siguen existiendo y por momentos se cuelan en mis pensamientos. Pero se puede decir que estoy relajada. Lo cual, para mí, ya es muchísimo.
La clave está en irte a otro lado. A cualquier lugar que no sea aquel en el que se desenvuelven tus actividades cotidianas. Me pasa que si estoy en mi casa, por más que tenga tiempo libre, estoy pensando en todo lo que tengo que hacer.
Bueno, ahora no estoy en casa. No estoy muy lejos tampoco, pero lo suficiente como para sentir que hubo un cambio en mis días. Los paisajes son distintos, los olores son distintos, los ruidos son distintos, el ritmo es más lento.
No tengo apuro en llegar a ningún lado. Mi agenda está en blanco. Hago lo que quiero. Disfruto el momento.
El mar, el sol, libros, un buen vino, la cocina, caricias al alma.
En unos días se va a terminar, pero mis pilas estarán recargadas para enfrentar lo que venga. El año nuevo será mejor. Supongo, o al menos eso espero.
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