viernes, 27 de julio de 2012

To party or not to party


Noche de julio en la ciudad de Buenos Aires. Afuera, ocho grados de temperatura. En mi departamento, la calefacción ha logrado generar un ambiente cálido y envolvente.

Mi cama, llena de almohadones, tiene las sábanas frescas, blancas y crocantes. Todavía conservan algo de ese perfume de menta y jazmín que les puse esta mañana.

En el baño me esperan velas y aceite de lavanda.

La pila de dvds y de libros sobre mi mesa de luz me están llamando desesperadamente.

La tentación es casi irresistible. A medida que pasan los años, cada vez se hace más difícil salir de casa. Más aún en invierno.

Invertimos tiempo y plata en hacer de nuestra casa un lugar lindo, y después ése esfuerzo se vuelve en nuestra contra cuando la casa se transforma en una especie de imán atrapante que no nos invita a salir.

Siete y media de tarde. Nada mejor que desmaquillarse, darse un buen baño y ponerse el pijama. Abstraerse del mundo, relajarla por completo, chez moi.

Pero no lo voy a hacer porque, así como mi casa es un lugar agradable, está lleno de otros lugares agradables por descubrir en esta ciudad.

Así que a desempolvar las lentejuelas. No hay que permitir que la comodidad le gane al espíritu joven. La primera caipiroska va a hacer que todo valga la pena. Después les cuento.

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lunes, 23 de julio de 2012

Esperando los tomates


Creo que ya lo he dicho muchas veces: me encanta cocinar. Claro, también me gusta mucho comer, pero me gusta todavía más cocinar. Porque cocinar implica un proceso creativo, en el que si bien existen algunas reglas básicas, la libertad predomina.

El proceso creativo de la cocina comienza en el mercado, cuando se elije la materia prima, los ingredientes que van a conformar el plato.

A veces te vas al mercado pensando: “voy a comprar unos tomates y un pan casero para preparar unas bruschettas.” Pero cuando llegás a la verdulería los tomates no te tientan nada. Están verdes, duros y no tienen aroma. Y resulta que al lado hay unas berenjenas divinas, entonces decidís que mejor vas a preparar unas berenjenas a la parmesana.

En la vida, en general, ocurre lo mismo. Podés hacer todos los planes que quieras, pero cuando llega el momento las cosas pueden no salir como lo imaginaste.

Quizás pensás que vas a dedicarte a pintar cuadros y terminás trabajando en un banco. Pensás que no vas a tener hijos y terminás siendo madre de cinco, pensás que a los treinta ya vas a estar felizmente casada y el príncipe azul no llega.

Querías tomates, pero no estaban buenos, no estaban maduros, aún no era tiempo de tomates. Entonces te llevás las berenjenas. Eso no significa que te hayan dejado de gustar los tomates, algún otro día prepararás las burschettas, pero por ahora hay berenjenas.

El desafío es aceptar tu destino, amando lo que te toca, aunque no lo hayas elegido y nunca renunciar a lo que realmente querés. Ya vendrá la época de los tomates, mientras tanto prepararás las mejores berenjenas a la parmesana del mundo.


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lunes, 2 de julio de 2012

La cultura del esfuerzo


Volviendo de uno de mis viajes por trabajo, me puse a la leer la edición de este mes de Harper´s Bazar Argentina para pasar más rápido las horas.

Me encontré con una nota a una empresaria cordobesa de 35 años, cuya historia me parece que vale la pena compartir con ustedes.

Es una historia inspiradora. Porque a veces una se queja de que tiene mucho que hacer o que le faltan energías, y la verdad es que hay mujeres que se ponen la vida al hombro. Todos los días llevan adelante sus actividades con una pasión inagotable.

Lorena empezó a trabajar en la empresa de cristalería fundada por su abuelo, a los 17 años. Su trabajo no le impidió graduarse de administradora de empresas, contadora y licenciada en recursos humanos.

A los 22 años, en plena crisis económica argentina, convenció a su padre de que la empresa debía comenzar a exportar. A los pocos meses logró embarcarse, junto con otros 120 empresarios, a una misión comercial en Sudáfrica.

Ella recuerda haber oído el siguiente diálogo en el avión de ida: “¿Esa chica es la amante de quién?, No es la hija de un empresario que seguro viene a hacer un safari”.

Sólo tres empresas terminaron haciendo negocio, la de Lorena fue una de ellas.

La embajada de los Estados Unidos la postuló para un programa de líderes emergentes, y la envió a hacer una capacitación con la CEO de la consultora Ernst & Young y con una de las tres jueces mujeres de la Corte Suprema de Justicia de Norteamérica.

El CV de Lorena sigue. Y también le quedó tiempo para criar mellizos.

Cuando leí la nota me quedé maravillada con esta super mujer que tomó la exitosa empresa de su familia y la catapultó al ámbito internacional. Sus logros me emocionaron y me hicieron pensar que si ella fue capaz de tanto, yo debería apuntar a cumplir, por lo menos, con el 5% de todo lo que ella hizo.

Mujeres como Lorena son un ejemplo para el género femenino. Dan testimonio de que no importa si se nace varón o mujer, no importa lo que los demás opinen de una, lo único que importa es creer en una misma y trabajar todos los días.
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