
Noche de julio en la ciudad de Buenos Aires. Afuera, ocho grados
de temperatura. En mi departamento, la calefacción ha logrado generar un
ambiente cálido y envolvente.
Mi cama, llena de almohadones, tiene las sábanas frescas,
blancas y crocantes. Todavía conservan algo de ese perfume de menta y jazmín
que les puse esta mañana.
En el baño me esperan velas y aceite de lavanda.
La pila de dvds y de...