martes, 17 de enero de 2012

Punta del Este, ciudad generosa


Como todos los veranos desde que tengo recuerdo, desembarqué en la ciudad de Punta del Este.

Soy consciente de que a esta localidad uruguaya se le han adjudicado caracterizaciones tilingas como “el balneario de los ricos y famosos”. Conozco las opiniones que muchos tienen, respecto de que es una ciudad llena de despilfarro y frivolidad.

Sin duda esa cara de Punta del Este existe. La temporada está cargada de fiestas a las que asisten todas las personalidades. Las noches muestran un despliegue de mujeres con ropa casi inexistente. Los autos estacionados en las calles se cotizan en cientos de miles de dólares (al menos eso me han dicho, porque yo de autos entiendo poco y nada).

En los negocios de ropa una se topa con esas típicas cincuentonas porteñas ultra flacas, ultra rubias y ultra quemadas. En Novecento una se encuentra con Karina Jellinek comiendo con su flamante e inexplicablemente millonario marido, Leo Fariña.

En fin, todo eso en efecto sucede. Ahora bien, más allá de esta faceta superficial de Punta del Este, que por cierto no me molesta para nada, para mí esta ciudad representa mucho más.

Es la ciudad que me recuerda los veranos más felices que pasé junto a mi familia, cuando estábamos todos juntos y sanos.

Es la ciudad en la que me despierto cuando quiero y sin ayuda del despertador.

Es la ciudad en la que mi teléfono celular marca un lindísimo “SOS” que no tengo intenciones de arreglar.

Es la ciudad en la que casi no miro televisión y devoro libros enteros.

Es la ciudad en la que no me canso de comer brótolas y mariscos, en la que me doy el lujo de almorzar con mi copita de sauvignon blanc.

Es la ciudad que me ofrece kilómetros y kilómetros de playas, en donde puedo elegir si quiero ir a achicharrarme con toda la masa de gente, o si quiero toda una playa para mí sola.

Es la ciudad donde salgo a la calle a la una de la madrugada y no tengo miedo de que me pase algo.

Es la ciudad en la que estoy tan relajada, que casi no uso el corrector de ojeras.

Es la ciudad en la que hago lo que quiero y, por unos días al año, no hay obligaciones.

En definitiva, para mí Punta del Este es una ciudad generosa, que todos los veranos me regala esos momentos de paz, relax y desenchufe que necesito para encarar el nuevo año.

2 comentarios:

  1. Es divina!!! Es donde nos juntamos con los del Medano te faltó, jajaja
    Un beso grande!

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  2. Si!!! Infaltable el grupete de "El Médano"!!! Sin ustedes no sería lo mismo...Beso Pili!!

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