Muchas veces he escuchado decir que la lucha por los derechos de la mujer es un concepto antiguo. Que los atropellos a la integridad femenina son cosa del pasado.
Permítanme decirles, nada más lejos de la realidad.
Podría enumerar cientos de formas de discriminación a la mujer, que aún persisten.
Sin embargo, voy a hablarles de un solo caso. Un caso tan estremecedor, que cuando lo leí en la revista Sophia, no pude evitar llorar.
Waris Dirie, se hizo conocida en un primer momento, por su trabajo como modelo. Pero esta mujer nacida en Somalia, ha dedicado sus días a mucho más que la pasarela.
Es una luchadora incansable, que se dedica a combatir una realidad aberrante, que es la mutilación genital femenina.
Cada año, millones de niñas de algunos países de África y Asia, sufren esta imperdonable injusticia. La misma Waris, fue una de ellas.
Para tomar realmente conciencia de lo que esta práctica implica, quisiera transcribir su relato en primera persona:
“Un día mi madre me dijo: “Mañana es el día de Gudniin” y esa noche recibí doble ración de comida. Cuando el día llegó, no sabía lo que iba sucederme. Fui con mi madre cerca de unos arbustos, donde apareció una gitana, me acostó en el piso y abrió mis piernas mientras mi madre me sostenía los brazos. La mujer sacó una cuchilla rota, poco afilada, mi madre me tapó los ojos con una venda, me puso una raíz en la boca y tomó mi mano. El dolor era indescriptible y yo rezaba para que terminara de una vez, hasta que me desmayé. Cuando desperté la gitana me había cosido y dejado una abertura del tamaño de la cabeza de un fósforo. Ataron mis piernas juntas desde los tobillos hasta la cadera para evitar que la herida se abriera. La herida se infectó y tuve fiebre por varios días, pero fui afortunada porque no morí…”
El testimonio es crudo, pero creo que conocerlo es la única forma de comenzar a entender la magnitud de esta atrocidad.
A Waris le dijeron que todo era para convertirla en una mujer respetada.
Ella siempre sospechó que algo estaba mal, más allá de las costumbres de su tierra natal, y pudo escapar. Pero muchas otras mujeres desconocen que merecen una vida diferente.
Estas cosas suceden cuando perdemos la noción de lo que valemos, de nuestra dignidad femenina.
Si querés apoyar la causa de Waris Dirie, entrá en http://www.waris-dirie-foundation.com/en/
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