Si bien siempre he tratado de que
en este blog se traten temas relacionados a la mujer desde una perspectiva divertida y descontracturada, cada tanto me tomo una licencia. Y en esta oportunidad, mi
desgastada paciencia me ha llevado a decidir que quiero tocar un tema serio.
A ustedes, mis queridas lectoras,
no se los tengo que explicar. Ustedes saben lo difícil que es la vida laboral. Conocen
los sacrificios que hay que hacer, el tiempo y la energía que hay que invertir.
Trabajamos para poder mantener un estilo de vida, para nuestro bien y el de
nuestros seres queridos.
A veces las cosas no salen como
esperamos, pero son los gajes del oficio. Ahora bien, ¿qué sucede cuando es el
mismo Gobierno el que nos hace la vida imposible?
Nos dicen a qué precio vender, a
qué precio comprar, nos prohíben importar, exportar, comprar moneda extranjera,
adquieren grandes grupos de medios de comunicación, invierten millones en
propaganda oficial, dibujan los índices de inflación, manipulan el consumo,
expropian empresas sin los requisitos constitucionales, se apoderan de los
fondos de los jubilados, ¿qué más?
Hay sectores de la vida económica
argentina que, gracias a las medidas distorsivas de este gobierno, tienen un
margen de rentabilidad bajo, pero parece que se han propuesto hacerlo
desaparecer totalmente.
Es sencillo: si compro un
caramelo a 5 pesos, tengo que pagar 3 pesos de sueldos e impuestos y no me
dejan vender el caramelo a 8 pesos o más, pierdo plata, y NADIE TRABAJA PARA
PERDER PLATA.
A veces siento que ya no me dan las energías. No debería ser tan difícil. Estoy casada, decepcionada y hasta indignada.
A veces siento que ya no me dan las energías. No debería ser tan difícil. Estoy casada, decepcionada y hasta indignada.
La racionalidad brilla por su
ausencia en las decisiones de los siniestros personajes que integran esta
administración. Y mientras ellos engrosan sus bolsillos ilegítimamente detrás
de un escritorio burocrático, quienes movemos esta economía, seguimos
resisitiendo.
Los que creemos en la dignidad de la actividad privada, los que no cobramos un sueldo de un Estado corrupto e ineficiente, seguimos caminando, a pesar de todo.
Los que creemos en la dignidad de la actividad privada, los que no cobramos un sueldo de un Estado corrupto e ineficiente, seguimos caminando, a pesar de todo.
“Oíd mortales el grito sagrado:
libertad, libertad, libertad”. Eso clamamos las provincias unidas del sur: que
nos dejen ser libres, que nos dejen trabajar en paz.
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