La amistad entre mujeres es un fenómeno complejo.
He tenido la dicha de cosechar muchas buenas amigas durante mi vida. También he tenido la oportunidad de comprobar que las relaciones entre mujeres presentan varios matices que ameritan ser analizados, y en algunos casos, modificados.
En primer lugar, quisiera desmitificar que los hombres sean más sencillos que las mujeres. Antes yo creía que era así. Hoy veo las cosas diferentes. Descubrí que entre amigos también hay envidia, competencia y deslealtad.
Pero volvamos a las mujeres. Sin duda la competencia entre amigas, el chismerío cuando alguna no está presente y los prejuicios son obstáculos que se presentan con frecuencia, obstaculizando que se genere un verdadero vínculo de amistad.
Aún así, creo que existe un error más patológico que cometemos las mujeres: y es hacer que toda nuestra vida de relación gire alrededor de nuestra situación de pareja.
¿Por qué será que cuando estamos solteras vivimos pegadas a nuestras amigas, y en cuanto conseguimos un hombre nos borramos de la faz de la tierra?
Mi teoría es que cuando estamos en la dulce búsqueda necesitamos compañeras de salidas, y cuando nos deprimimos recurrimos a alguna amiga para llorarle en el hombro o compartir una botella de vino o un paquete de galletitas para ahogar las penas.
En cambio, cuando estamos en pareja nuestro centro automáticamente gira en torno a ese hombre que tanto nos gusta, y nos olvidamos de aquellas fieles amigas que tanto nos sostuvieron durante las épocas difíciles.
Hace siete felices años que estoy junto a quien es hoy mi marido. Sin embargo, no consigo mantener un contacto fluido con mis amigas.
Lograr reunir al grupo entero es más torturante que probarse un traje de baño en invierno.
Así es que, aquí viene mi llamado a la solidaridad femenina: chicas hablemos, organicemos programas y alimentemos la relación. Porque no importa qué tan felizmente casadas estén, no se puede vivir sin las amigas!!!