
Aprovechando la semana santa, y abrumada por una masiva cantidad de problemas en el trabajo, tomé la decisión de desenchufarme por unos días.
Planeo quedarme en casa, no revisar los mails y postergar todos mis pendientes para la semana que viene.
Pero existe una fuente de conexión con mis obligaciones de la que no me puedo desprender: mi teléfono celular.
Así es, me resulta imposible apagar el teléfono....