domingo, 30 de mayo de 2010

La cultura de la culpa


Les cuento que estoy haciendo el curso prematrimonial. No sé si les dije, pero me caso.

Bueno, cuestión que fuimos con mi novio a una charla que daba una pareja que está casada hace muchos años.

Éramos varios. Se hizo bastante ameno. Tocamos temas como el compromiso, la convivencia, la fe, la paciencia, la fidelidad, etc.

Con respecto a este último tema, se dijeron algunas cosas que me llamaron la atención. Perdonen que sea un poco repetitiva. Tengo claro que este asunto de la fidelidad ya lo abordamos hace unos pocos posts, pero en esta oportunidad, es otro el enfoque que quiero darle.

En un momento de la reunión, el señor casado nos preguntó porqué pensamos que se da el tema de la infidelidad en el matrimonio. Una de las chicas que se está por casar, respondió que la gente es infiel porque no encuentra suficiente comprensión en su pareja.

A mí esa respuesta me hizo ruido. Entonces yo le contesté que para mí esa es una forma de pensar bastante característica de nosotras las mujeres, pero no tanto de los hombres. A ver, puede que algún que otro hombre engañe a su mujer porque “no se siente lo suficientemente comprendido”. Sin embargo, no creo que sea el caso de la mayoría.

Y así caemos en, la tantas veces enunciada, diferenciación entre las infidelidades femeninas y masculinas. La mujer engaña cuando le pasa algo en el corazón (perdonen la cursilería). El hombre engaña cuando le pasa algo allí abajo.

De nuevo, no estoy diciendo que esto se aplique a todos los hombres y mujeres del mundo. Sólo estoy afirmando que, en general, esto es así. Y no es ninguna novedad.

Pero cuando dije esto en la reunión del prematrimonial, todos me miraron como si estuviera hablando en ruso. Parecía que no sólo nadie compartía mi opinión, sino que no tenían la más mínima intención de, siquiera, considerarla. Entonces el señor casado me miró con una mezcla de escepticismo y desgano y me dijo: “cuando uno de los dos es infiel, es porque falló el diálogo en la pareja”.

Yo, sin ánimo de ponerme a discutir como una loca, pensé para adentro mío: “NO, muchas veces vos das los mejor de vos y te ponen los cuernos porque tu marido se calentó con las lolas de la vecina”. Es evidente que no podía contestar eso ¿no?

A lo que voy es a que me parece ridículo pensar que si te fueron infiel, por algo es ¡Cuántas pobres mujeres mortificadas hay por el mundo gracias a esta mentalidad! Mujeres carcomidas por el siguiente interrogante: ¿Qué hice mal? Te tratabas de mantener linda, lo cuidabas, lo escuchabas y hasta accediste a hacer cosas impensadas en la cama para no perderlo… y aún así salió a buscar aventuras fuera de tu casa…

No es tu culpa, querida. Es todo atribuible al modo de ser masculino, diseñado para esparcir la semilla. Muchos hombres no pueden dominarse por respeto al ser amado. No le demos más vueltas.

Mis amigas, desde este humilde espacio, las invito a salir del universo de la culpa, y a abrazar una autoestima sólida. Como dicen en la publicidad: porque vos lo valés.
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domingo, 23 de mayo de 2010

No estés triste


Para todas ustedes que sufren por algún motivo.

¡No estés triste! Te tenés a vos misma.

Podés mimarte con algo lindo, como un vestidito nuevo, y si no podés pagarlo, con unas flores.
Podés cocinarte algo rico. Como una deliciosa tarta de manzana tibia (ponele helado de crema).
Podés leerte un buen libro.
Podés salir a correr, libre.
Podés superarte. Reinventate. Renovate. Cree en vos.
Podés rezar. Dios te escucha.

Nada te turbe.
Nada te espante.
Todo se pasa.
Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene nada le falta.
Sólo Dios basta.


Santa Teresa de Ávila
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sábado, 22 de mayo de 2010

Los grises de la vida


A medida que pasan los años, cada vez me cuesta más hacer afirmaciones irrefutables.

Cuando era chica creía que tenía todo claro. Sabía qué me gustaba y qué no. A qué quería dedicar mi vida, y contaba con una larga lista de cosas que “nunca” iba a hacer.

Pero las experiencias por las que uno va pasando, de a poquito te cambian. Descubrís, entonces, que no todo es tan blanco o tan negro como vos pensabas. Y llegan las crisis. Porque todo lo que te parecía incuestionable antes, ya no lo es tanto.

Nunca digas nunca” es una frase muy sabia. Porque uno no sabe cómo puede reaccionar ante determinadas situaciones límites.

Ahora bien ¿cómo hacemos para sobrevivir estas incertidumbres sin caer en un vacío relativismo?

Ser flexible y abierto a la vida es bueno, sin embargo, no es deseable que todo nos dé igual. Debemos tener ciertos valores inquebrantables.

El equilibrio, en este sentido, es muy difícil de alcanzar.

Quizás la clave esté en aceptar que cada persona es un mundo, que cada uno "pilotea" la vida como puede. Respetar a los demás. Tolerar, en la medida en que no se afecten los derechos de terceros.

Apuntar a la perfección moral, pero siempre teniendo en cuenta nuestras limitaciones humanas. Limitaciones que son naturales, y que hacen que la superación personal sea aún más aplaudible.

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viernes, 21 de mayo de 2010

Una mente inquieta


Ayer me puse en pensar en cómo es la mente de los que escribimos. No sé si a los demás les pasará, pero la mía nunca descansa. En serio. Está siempre en movimiento pensando en teorías o hipótesis. Se me ocurren cosas todo el tiempo. Hasta tengo papel y lápiz en mi mesa de luz por si me viene una idea a la mitad de la noche.

Confieso que es agotador. A veces me gustaría poder “desenchufar” por unos minutos mi cabeza, o ponerla en agua fría. Porque una mente que no para ni un minuto, piensa cosas de todo tipo. Y, por momentos, puede ser perjudicial para la salud.

Leyendo los libros de mis autores favoritos, me di cuenta de que es probable que esto les suceda a todas las personas que les gusta escribir. En realidad, no sólo a los escritores, sino a los artistas en general.

Elizabeth Gilbert, la autora de “Comer, Rezar, Amar”, explica que los escritores siempre han tenido una reputación de poca estabilidad mental. Lo cierto es que la historia lo confirma. De hecho, grandes mentes creativas han encontrado su final bajo la oscura sombra del suicidio.

El proceso creativo es muy complejo. Gilbert tiene su particular visión sobre el tema (podés verlo aquí). Yo tengo una visión distinta. Seguramente existen tantas interpretaciones del proceso creativo como artistas sobre la Tierra. Pero lo que parece ser innegable es que la mente del que escribe está siempre enfrascada en pensamientos. Y esto es una bendición y una condena al mismo tiempo.

Hay quienes dicen que se puede dominar la mente. Yo todavía no lo he conseguido. Así es la vida de quienes estamos “atrapados” en el mundo de las ideas.







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jueves, 20 de mayo de 2010

Ocupate


¡Qué importante que es sentirse buena en algo!

Yo no podría vivir sin trabajar. Algo tengo que hacer.

Es incomparable la sensación de satisfacción que experimentamos cuando tenemos nuestro propio proyecto y somos valoradas por ello.

Trabajar es salud. Te mantiene ocupada, y todas sabemos lo peligroso que es tener demasiado tiempo para los pensamientos ociosos.

Tener una ocupación te hace sentir útil y querida. Y si además tenés la suerte de que tu actividad te haga ganar plata como para lograr la independencia económica, entonces considerate una persona realmente bendecida.
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miércoles, 19 de mayo de 2010

El engañoso camino de la fidelidad


Cuando nos ponemos de novios, nos comprometemos implícitamente a ser fieles. Casi nunca decimos: “voy a serte fiel”, nos ponemos de novios y punto. Se sobrentiende que no se puede estar con nadie más.

Cuando nos casamos, esa promesa de hace explícita “prometo serte fiel en la salud y en la enfermedad…”

La fidelidad es, como venimos diciendo, una promesa ¿Qué prometemos? Que no vamos a intimar con ninguna otra persona sin el consentimiento de nuestra pareja. Surge con claridad que se trata de un concepto que no existe sin un compromiso. No se puede ser fiel o infiel sin previamente haberse comprometido con alguien.

Este compromiso, en general, se hace bilateralmente y simultáneamente con la otra persona. Uno promete ser fiel y espera que el otro también lo sea.

Lo engañoso comienza cuando uno de los dos rompe su promesa. Creo firmemente que esto provoca una ruptura del vínculo de la pareja. El compromiso inicial, bilateral y simultáneo ya no existe. Por lo tanto, ya no existe la relación.

He observado con preocupación como muchas personas, en su mayoría mujeres, hacen una interpretación retorcida del concepto de fidelidad. Piensan que deben seguir cumpliendo su promesa aún después de haber sido repetidamente engañadas.

Se atan, de esta manera, a relaciones enfermizas, en las que soportan estoicamente desaires y humillaciones para “salvar la pareja”. No se dan cuenta que ya no hay pareja que salvar y se engañan a sí mismas creyendo que las cosas van a cambiar.

Seamos fieles a nosotras mismas, a nuestra dignidad, y cortemos por lo sano. Merecemos que nos quieran bien.
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