El verano es una época del año en la que por ciertos motivos la lectura se me da con mayor facilidad.
Fundamentalmente, porque la casa en donde paso mis veranos no tiene televisión, ya que si bien me gusta leer, soy fanática de la televisión y eso siempre me roba tiempo de lectura.
Pero además, en las vacaciones de verano sobran los momentos de ocio y tenemos la mente lo suficientemente despejada como para darle a un libro la atención que se merece.
Mi verano comenzó con la lectura de un libro de la ganadora del premio Nobel, Alice Munro, pero debo confesar que no me gustó nada su estilo, ni el contenido del libro. Estoy segura de que esta autora es brillante, pero a mí simplemente no me resultó, así es que llegando a la mitad de la novela, la abandoné.
Ahora estoy leyendo La dama de noche de una autora cordobesa que es abogada y dejó la carrera para dedicarse a escribir. Se llama Viviana Rivero.
El libro es de un estilo parecido a los de la genial Florencia Bonelli, novela romántica con contenido histórico.
Estoy bastante enganchada. Al igual que con las historias de Bonelli, el género me resulta interesante. Me encanta leer historias de amor que transcurren en un período histórico determinado.
Los personajes masculinos de estas novelas siempre terminan enamorándome (a mí y a la mayoría de las mujeres que las leemos).
Ése es, creo yo, el único problema que tienen estas novelas rosas. Sus autoras construyen unos personajes tan perfectos que después nosotras terminamos creyendo que en la vida real también existen.
Hombres inteligentes, caballeros, exitosos, nobles y super buenos mozos que se desviven por sus mujeres, son los protagonistas en la novela rosa.
Y nosotras soñamos despiertas y esperamos encontrarlos algún día.
Lo cierto es que el hombre perfecto no existe, por lo que es inútil esperar encontrarse con uno de estos personajes en la vida real. Todos tenemos defectos y si bien algunas mujeres tenemos la dicha de encontrar el amor, las historias de amor puras, inmaculadas y sin problemas sólo ocurren en los libros.
Es mejor dejar de esperar al hombre perfecto y aceptar al hombre perfecto para una.
Para príncipe gallardo, ya están las novelas. Por lo menos tenemos eso.
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Fundamentalmente, porque la casa en donde paso mis veranos no tiene televisión, ya que si bien me gusta leer, soy fanática de la televisión y eso siempre me roba tiempo de lectura.
Pero además, en las vacaciones de verano sobran los momentos de ocio y tenemos la mente lo suficientemente despejada como para darle a un libro la atención que se merece.
Mi verano comenzó con la lectura de un libro de la ganadora del premio Nobel, Alice Munro, pero debo confesar que no me gustó nada su estilo, ni el contenido del libro. Estoy segura de que esta autora es brillante, pero a mí simplemente no me resultó, así es que llegando a la mitad de la novela, la abandoné.
Ahora estoy leyendo La dama de noche de una autora cordobesa que es abogada y dejó la carrera para dedicarse a escribir. Se llama Viviana Rivero.
El libro es de un estilo parecido a los de la genial Florencia Bonelli, novela romántica con contenido histórico.
Estoy bastante enganchada. Al igual que con las historias de Bonelli, el género me resulta interesante. Me encanta leer historias de amor que transcurren en un período histórico determinado.
Los personajes masculinos de estas novelas siempre terminan enamorándome (a mí y a la mayoría de las mujeres que las leemos).
Ése es, creo yo, el único problema que tienen estas novelas rosas. Sus autoras construyen unos personajes tan perfectos que después nosotras terminamos creyendo que en la vida real también existen.
Hombres inteligentes, caballeros, exitosos, nobles y super buenos mozos que se desviven por sus mujeres, son los protagonistas en la novela rosa.
Y nosotras soñamos despiertas y esperamos encontrarlos algún día.
Lo cierto es que el hombre perfecto no existe, por lo que es inútil esperar encontrarse con uno de estos personajes en la vida real. Todos tenemos defectos y si bien algunas mujeres tenemos la dicha de encontrar el amor, las historias de amor puras, inmaculadas y sin problemas sólo ocurren en los libros.
Es mejor dejar de esperar al hombre perfecto y aceptar al hombre perfecto para una.
Para príncipe gallardo, ya están las novelas. Por lo menos tenemos eso.