Siempre he tenido la sensación de que las tardes de lluvia lavan todo: las dudas, la incertidumbre, el cansancio, las penas.
Para muchos, la lluvia no es más que una aguafiestas, pero para los que somos de campo, la lluvia es una bendición.
La lluvia me encuentra hoy en la ciudad, en mi casa, junto a la música de Igor Stravinsky y una ventana abierta. Se complementan perfectamente.
La tarde es oscura, se ve en blanco y negro, pero me gusta. Siempre me gustó el blanco y negro.
La lluvia acompaña al silencio. Y el silencio es bueno y necesario.
Hay mucho ruido en nuestras vidas, cada tanto hace falta silencio para poder escuchar algo tan básico como la lluvia caer.
Aún no me termino de adaptar a este cambio de vivir más despacio, viajar menos y preocuparme menos. Pero ya estoy encaminada.
Los problemas no cesan, la vida no frena. Nosotros, sin embargo, sí podemos frenar. En una tarde de lluvia, por ejemplo.
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Para muchos, la lluvia no es más que una aguafiestas, pero para los que somos de campo, la lluvia es una bendición.
La lluvia me encuentra hoy en la ciudad, en mi casa, junto a la música de Igor Stravinsky y una ventana abierta. Se complementan perfectamente.
La tarde es oscura, se ve en blanco y negro, pero me gusta. Siempre me gustó el blanco y negro.
La lluvia acompaña al silencio. Y el silencio es bueno y necesario.
Hay mucho ruido en nuestras vidas, cada tanto hace falta silencio para poder escuchar algo tan básico como la lluvia caer.
Aún no me termino de adaptar a este cambio de vivir más despacio, viajar menos y preocuparme menos. Pero ya estoy encaminada.
Los problemas no cesan, la vida no frena. Nosotros, sin embargo, sí podemos frenar. En una tarde de lluvia, por ejemplo.